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Ciencia para la Sociedad


Una de las preocupaciones de científicos e investigadores es que sus estudios y descubrimientos lleguen a las personas. Aunque la intención última sea la difusión de la ciencia, no es tan factible que los conocimientos nuevos y sus beneficios sean aceptados de manera pronta y adecuada entre los grupos que trazan políticas de salud, ambientales, alimentarias, etc., o entre quienes sí pueden tomar decisiones de impacto para la sociedad.

La ciencia en teoría es neutral, pues los conocimientos por sí mismos lo son, pero el uso que se proporciona a un conocimiento puede ser tendencioso. Así, la energía atómica trae beneficios y podría solucionar el problema energético del mundo, pero con ella se construyen bombas de destrucción masiva, debido a una mala utilización que resulta mortal. Lo trágico del uso indebido de la ciencia es que tras de ello existen seres humanos concretos (científicos) trabajando y cientos de millones de dinero destinados a ese propósito.

El proceso de aceptación de un conocimiento en la sociedad es lento, a veces tortuoso y no siempre efectivo. En la actualidad hay ejemplos de la necesidad de la ciencia por darse a conocer y por lograr la aceptación racional en temas como la técnica de edición genética (CRISPR/Cas9), el calentamiento global, la minería y otros. Solo en cuanto a transgénicos hay un rechazo argumentado del 37% por parte de no científicos, mientras el 90% de científicos los aceptan. Por tanto, hay intransigencia en los no científicos.

La propaganda negativa sobre los temas mencionados es tan abrumadora que las personas se lo creen, cambian conductas e incluso militan en contra de las evidencias científicas con más o menos argumentaciones sobre las distintas problemáticas. Este divorcio entre ciencia y sociedad provoca errores sociales, genera mitos, conduce a ciertos grupos a tomar partido por teorías o tendencias pseudocientíficas, o peor, no científicas. Florecen entonces pensamientos mágicos, ciencias ocultas, brujería, medicina mágica y demás actividades dudosas, sin comprobación ni pruebas reales.

Frente a este panorama, los científicos tienen la obligación de “comunicarse” con la sociedad, mostrar sus hallazgos, explicarlos, familiarizarlos y sobre todo crear ambientes adecuados para el establecimiento de los nuevos conocimientos en la práctica de las poblaciones. La función del científico es exponer la verdad comprobada, compartirla, diseminarla, para que los pueblos no rechacen los avances y sucumban ante los mitos.

Este artículo se puede utilizar, copiar o reproducir citando la fuentes y su autor.
genética y ciencia
cesar paz-y-miño
cesarpazymino.com
quito - ecuador
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