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Vida, pasión y muerte del Glifosato


A continuación recopilo y edito todos los artículos de opinión que escribí sobre el glifosato desde 2006 hasta el 2014, tanto en periódicos, libros y entrevistas. Igualmente están los links para consulta.

Fracaso del glifosato

El pasado 13 de noviembre, los miembros de la ex-Comisión Científica Ecuatoriana (conformada por el presidente Correa el 2007) que analizó el impacto de las aspersiones aéreas con glifosato en la frontera norte, tuvimos una reunión con el congresista demócrata estadounidense James P. McGovern. El interés en la reunión surgió del propio McGovern, quien llegó al Ecuador para observar los problemas de la frontera y los impactos ambientales de la Texaco, así como los ecológicos y sociales de las fumigaciones del Plan Colombia que afectan al Ecuador.

Cada miembro de la Comisión expuso sus argumentos y pruebas: sociales, de salud, ambientales, psíquicas, políticas y genéticas, y cuando entregamos el informe preparado el 2007, el congresista, sorprendido, manifestó que en Washington no conocían este importante y contundente informe. McGovern se opone al Plan Colombia; así indican sus escritos y lo ratificó en la reunión. El Plan Colombia no ha dado los frutos que se pensaba; se han gastado millones de dólares y los cultivos de coca siguen igual: se han incrementado las migraciones y desplazamientos humanos, la violencia y los problemas sociales ya informados y descritos por la propia Comisión, la Defensoría del Pueblo, las Naciones Unidas y las comunidades afectadas.

El congresista viajó a la zona, se enlodó los zapatos, se embarró de petróleo derramado y constató la pobreza de cerca. Con su visión demócrata, entendió de qué hablamos cuando decimos: problemas de salud, no acceso a servicios públicos básicos, deficiencias alimentarias, problemas psicológicos, miedos y más.

McGovern apunta a la ayuda social y no a la militar del Plan Colombia, y ha sido criticado en su propio país por esto. Se lo tilda de “blando” en el tema del narcotráfico pero, reafirmando su postura y consecuente con sus escritos, él responsabiliza también al incremento incontrolable del consumo de droga en su país. Es evidente su compromiso humanista con las personas de la frontera. A nuestros cuestionamientos sobre la política exterior del gobierno de Bush frente al problema de las aspersiones con agrotóxicos y el Plan Colombia, dice tener esperanza de que los congresistas de Washington y el presidente electo Obama, apoyen sus propuestas.

El tema es complejo y sobre todo político; tiene que ver incluso con la utilización de la base de Manta. Hay la denuncia de nuevas aspersiones a 5 km de la frontera ecuatoriana (el Ecuador ha demandado una franja de seguridad de 10 km). Tenemos evidencias científicas de que el cóctel herbicida que se asperja es dañino a la salud, es genotóxico y en la práctica no ha servido para nada. Existe ya la demanda del Ecuador ante el Tribunal Internacional de la Haya, pero la presencia internacional de la posición ecuatoriana aparece poco difundida.

Queda un sinsabor al escuchar que en Washington los congresistas no conocen la posición ecuatoriana. Concuerdo con J. McGovern al decir que el Plan Colombia es un fracaso para acabar con cultivos ilícitos, pero lastimosamente es un éxito para desplazar a la población y violar el Derecho Internacional Humanitario.

Veneno contra veneno

Desde hace más de 30 años Colombia inició en su territorio aspersiones aéreas con Glifosato, las cuales afectaron a zonas fronterizas con Ecuador, que llevaron a estos dos países a un duro impase diplomático y jurídico. El coctel de herbicidas (glifosato, POEA, cosmoflux), según Colombia, no traía consecuencias para las poblaciones; en cambio, Ecuador, desde el año 2000 se opuso a las aspersiones, por considerar que traían consigo daños a personas, suelos, plantas y agua.

Pormenores de esta problemática se exponen en el documental “Colombia: veneno contra veneno”, realizado por el documentalista independiente Marc Bouchage, y dirigido a provocar cuestionamientos alrededor del Plan Colombia.

El documental muestra entrevistas a personas que el periodista francés Bouchage considera clave, en donde aparecen dos visiones diametralmente opuestas alrededor del tema de las aspersiones. Entrevistados del sector oficial de Colombia reafirman la inocuidad del coctel herbicida y presentan cifras de efectividad, a más de que se habla de la dificultad de contactar con la empresa Dincorp, encarga de las aspersiones. Por su parte, los ecuatorianos coinciden en que el Glifosato produce daños, como se demuestra en imágenes, documentos, estudios genéticos, testimonios de afectados.

Ecuador demandó a Colombia ante La Haya para terminar con el veneno y pidió una indemnización. Tras negociaciones, se acordó que las aspersiones seguirían en Colombia, aunque alejadas de la frontera con Ecuador de 10 Km hasta 1 Km, y se entregarían 15 millones de dólares para apoyo a los afectados.

El tema dejó de ser noticia hasta que en 2015 la OMS declaró al Glifosato como agente cancerígeno. Ello indica que, en la práctica, los estudios ecuatorianos eran correctos. Las irrefutables conclusiones de los expertos mundiales en salud incidieron para que el presidente Santos anunciara, el año pasado, la terminación de las aspersiones con Glifosato.

Por eso, sorprende que Colombia anuncie, hace pocas semanas, que volvería a utilizar el Glifosato de forma manual (planta por planta), para el combate a las plantaciones de coca, pese a que estaba negociándose, dentro del plan de paz, su no utilización.

Con relación al documental de Bauchage, en donde se habla de una relativa disminución de las plantaciones de coca en Colombia y de la diseminación de plantaciones en países como Perú y Bolivia, cabría pensar que veneno contra veneno no es la solución a las drogas, cuyo mayor consumidor es precisamente el país paladín en la lucha contra su producción y tráfico.

¿Olvidaremos el glifosato?

El Gobierno Nacional anunció que llegó a un acuerdo sobre el juicio que Ecuador planteó a Colombia en La Haya por los daños ambientales, económicos y poblacionales debidos a la antitécnica medida colombiana de asperjar un coctel químico que contenía glifosato de 26 a 42%, y que pasó a territorio ecuatoriano produciendo graves consecuencias: ecológicas, ambientales, sociales, económicas y en salud mental y física a miles de personas, hechos ampliamente informados por los medios de comunicación.

Los varios estudios sobre daños genéticos que realizamos desde el 2005 mostraron que el glifosato afecta a la estructura del material hereditario de las personas expuestas. Un 10% de individuos tiene riesgo a largo plazo de desarrollar cáncer, infertilidad o tener hijos con problemas malformativos. Así consta en publicaciones científicas y en el libro “El Sistema de Aspersiones Aéreas del Plan Colombia y sus Impactos en el Ecosistema y en la Salud en la Frontera Ecuatoriana” (abril 2007), que constituye el Informe Final de la Comisión Científica Ecuatoriana. El documento recoge los argumentos jurídicos nacionales e internacionales, fundamentados en instrumentos normativos vigentes, acuerdos legales, sustentados por la ONU, OMS, Convenio sobre Diversidad Biológica y Convenios sobre Derechos Humanos y otros, que resaltan, promueven y legitimaron el reclamo ecuatoriano ante el Gobierno colombiano, y el pedido de cese de las aspersiones aéreas fronterizas.

El anuncio de la Cancillería ecuatoriana tuvo inmediato eco en el mundo. En Colombia, las triunfalistas declaraciones de varias autoridades destacan el logro diplomático de su país, ratifican que el glifosato no produce daños y refrendan su uso, hablan de la necesidad de reanudar las aspersiones en los 10 km de franja de seguridad que pidió Ecuador, e incluso del pago de gastos jurídicos a los ecuatorianos y una suma para mitigar las “molestias”.

La habilidad de la diplomacia olvida que tras el glifosato y las aspersiones hubo cuantiosas pérdidas, enfermos, desplazamientos, violencia y muertes. Donde quiera que esté el glifosato hace y hará daño; en dosis de uso casero, agrícola o en las aspersiones, cambia la estructura del ADN. Nuestros estudios generaron más investigaciones en otros países, llegando a conclusiones similares. Fuimos un ejemplo de soberanía y dignidad internacional frente al atropello tóxico. ¿Qué cambió ahora?

Las personas enfermas, animales y plantas muertos, daño de aguas, selva y suelos, quedarán atrás. Después de la bulla mundial que hicimos: ¿olvidaremos el glifosato y sus consecuencias?

Glifosato y cáncer

El herbicida glifosato fue introducido en 1974 y usado técnicamente desde 1990 en que su fabricante lo permitió, sosteniendo que este químico no es dañino para la salud si se lo usa en dosis adecuadas (1-3%), en contraposición a estudios modernos que lo descalifican por afectar a la salud. Recordarán que glifosato fue asperjado por años en la frontera colombo-ecuatoriana a dosis de 20 a 46%.

Actualmente un sinnúmero de investigaciones han asociado al glifosato a problemas biológicos y moleculares profundos, que refuerzan nuestras investigaciones y que mostraron la problemática genética de las personas expuestas a este químico.

En el laboratorio a las dosis recomendadas, el glifosato mostró anulación del crecimiento de las moscas de la fruta, alteraciones de los núcleos celulares en raíces de cebolla, cambios dramáticos en las divisiones celulares de cebolla (modelo biológico), cambios en los cromosomas de erizos, mamíferos y humanos. De la misma manera, estudios en Argentina, Estados Unidos, Australia, y otros países muestran lo dañino que es este herbicida.

Toda esta evidencia ha servido para que la Organización Mundial de la Salud, respaldada en su brazo técnico, la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer, hace pocos días, reclasifique a este producto en categoría 2A, es decir probablemente cancerígeno para humanos, por producir daño en el ADN y los cromosomas, asimismo encuentran relación directa con el cáncer del sistema linfático (Linfoma Hodgking) y con cánceres en animales. Adicionalmente, las investigaciones asocian el Glifosato a unas 22 enfermedades como la hipertensión, accidente cerebrovascular, diabetes, trastorno de metabolismo de las lipoproteínas, esclerosis múltiple, hepatitis, enfermedad renal aguda y crónica, cánceres de tiroides, hígado, vejiga, páncreas, riñón y leucemias.

Las evidencias son abrumadoras, las correlaciones estadísticas son contundentes, pero el fabricante ha salido a defender su producto aduciendo que es inocuo y que se lo puede usar por ser seguro. Incluso voceros del Departamento de Estado de USA defiende la utilización a gran escala.

Es incuestionablemente el herbicida más extendido en el mundo, se lo usa en casas, plantaciones y sembríos de transgénicos, y al parecer se lo seguirá usando sin hacer caso a las nuevas evidencias científicas en que se lo cataloga como cancerígeno. Por esto, cada vez son más los científicos en el mundo que piden que se lo retire del mercado.

La OMS y el glifosato

El herbicida glifosato, de los más extendidos en el mundo y utilizado en casas, plantaciones, sembríos, fue introducido en 1974 y se propagó desde 1990 con la aprobación del fabricante, quien sostuvo que este químico no es dañino para la salud si se aplica en dosis adecuadas (1-3%), lo cual contradice estudios que lo descalifican por afectar severamente a la salud.

Así, un sinnúmero de investigaciones han asociado el glifosato a problemas biológicos y moleculares profundos. Ello refuerza nuestras investigaciones, que demostraron la problemática genética de las personas expuestas a dicho químico. Recuérdese las investigaciones cuando el glifosato fue asperjado por años en la frontera colombo-ecuatoriana, en dosis antitécnica del 20 al 46%.

Tomando como referencia las dosis recomendadas por el fabricante, el glifosato mostró en el laboratorio: anulación del crecimiento de pupas de moscas de la fruta, alteraciones de los núcleos celulares en raíces de cebolla y cambios dramáticos en las divisiones celulares de cebolla (modelo biológico), cambios en los cromosomas de erizos, mamíferos y humanos. Asimismo, estudios en Argentina, Estados Unidos, Australia y otros países muestran cuán dañino es el herbicida.

Estas evidencias han servido de respaldo para que la Organización Mundial de la Salud, con el apoyo de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, reclasifique al producto, colocándolo en categoría 2A, es decir probablemente cancerígeno para humanos, por producir daños en el ADN y los cromosomas, a más de encontrar una relación directa del herbicida con el cáncer del sistema linfático (Linfoma Hodgking) y con cánceres en animales. Adicionalmente, las investigaciones asocian el glifosato con unas 22 enfermedades, como hipertensión, accidente cerebrovascular, diabetes, trastorno de metabolismo de las lipoproteínas, esclerosis múltiple, hepatitis, enfermedad renal aguda y crónica, cánceres de tiroides, hígado, vejiga, páncreas, riñón, leucemias.

Las evidencias son abrumadoras. Las correlaciones estadísticas son contundentes. Sin embargo, el fabricante pretende defender su producto, al aducir que es inocuo y que se lo puede aplicar por ser seguro. Incluso voceros del Departamento de Estado de USA defienden su empleo a gran escala.

Frente a una realidad que consiente el uso del glifosato sin hacer caso de nuevas evidencias que lo catalogan como cancerígeno, se acentúan mucho más las exigencias de científicos de todas partes, para que se limite su uso.

Glifosato: genética, salud y ambiente.

Desde el año 2000 hasta diciembre del 2006, la frontera norte del Ecuador estuvo expuesta de forma involuntaria a las aspersiones aéreas, producto del plan Colombia, actividad realizada por el país vecino. Plantas, animales, suelos, agua y las personas, estuvieron expuestas a un paquete herbicida que contenía Glifosato, POEA y Cosmoflux, en concentraciones antitécnicas: entre el 26 al 46% (el fabricante de glifosato recomienda 1 a 3%).

El impacto de las aspersiones aéreas fue tan importante que se convirtió en un asunto de Estado. El presidente Correa, nombró una comisión Científica que evalúe este impacto, cuyos resultados publicados en el libro “El sistema de aspersiones aéreas del plan Colombia y su impacto sobre el ecosistema y la salud en la frontera ecuatoriana” advirtieron del gran daño producido a todo nivel y que condujo a que el Ecuador ponga una demanda internacional ante La Haya por los perjuicios.

Con una lógica visión, la SENACYT (actualmente Secretaria Nacional de Educación Superior Ciencia Tecnología e Innovación) financió un proyecto de investigación para evaluar las consecuencias actuales y futuras de las aspersiones aéreas. Durante dos años realizamos estudios de microfauna de suelos, tipos de suelos y lechos de ríos, número de bacterias, insectos, plantas, animales, estado de salud y daños genéticos de las personas de diez comunidades de la zona norte de la provincia amazónica de Sucumbíos.

Los resultados de esta investigación, están a disposición en el libro: “Glifosato: Genética, salud y ambiente”. El libro de siete autores, 200 páginas a color, 11 capítulos y con un amplio y modernos respaldo bibliográfico, se convierte en una excelente herramienta de consulta técnica para los interesados en el tema de la exposición de las poblaciones a tóxicos de los genes. Esta obra fue posible por el apoyo y aporte de varias organizaciones públicas y privadas, médicos, líderes indígenas y comunitarios, así como las propias personas de la zona afectada, que aportaron a la investigación, donado sus muestras sanguíneas y firmando el consentimiento para los estudios genéticos, además participaron activamente en las actividades de apoyo social que se realizaron.

Mirando el libro en el momento histórico actual, es útil como línea de base de los efectos que las personas de la zona tendrán a futuro: cánceres, malformaciones en los hijos y problemas de infertilidad, y que deberán ser evaluados y monitoreados al menos durante 10 años como plan del estado y salud pública.

El libro muestra además, el compromiso de la ciencia con los intereses comunitarios, aboga por una ciencia no neutral, porque el daño genético, el daño ecológico, la enfermedad o la muerte no pueden ser enfrentadas con neutralidad. Esperamos que la frontera norte tenga, de hoy en adelante, apoyo decidido y fuerte desde los gobiernos, y que se resuelva la marginal vida en que trascurre el tiempo en las comunidades

¿Y ahora qué comemos?

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por un lado, y el Departamento de Agricultura (DAg) de Estados Unidos, junto al Grupo de Trabajo sobre Ambiente y el Reporte a los Consumidores, han dado a conocer que las carnes rojas y las preservadas, son cancerígenas, y que frutas y verdura que ingerimos, están contaminadas por pesticidas.

El estudio de la OMS fue realizado por 22 investigadores de 10 países y se basó en recopilar datos de 800 estudios biomédicos poblacionales grandes, que asocian el consumo de carne roja o procesada con el origen de cáncer de colon, próstata y páncreas. El estudio asume que los productos químicos que libera la carne son los cancerígenos (hidrocarburos aromáticos policíclicos o N-nitrosos).

La investigación del DAg analiza cien mil sitios e informes de contaminación y encuentra que los productos comestibles de origen vegetal y producidos con agricultura tradicional están contaminados por 67 pesticidas, en el 86 al 95% de su constitución. Patatas, tomates, apios, peras, manzanas, nectarines, uvas, espinacas, lechugas, hongos, entre una centena de productos, tienen los valores más altos de contaminación. La contaminación por glifosato es preocupante en los productos transgénicos, e incluso el estudio llama la atención sobre la contaminación indirecta, pero menor, de los productos obtenidos con agricultura orgánica.

Según estos estudios, todas las personas deberían reevaluar su sistema alimenticio; los países que producen carne para alimentación y procesada, deberían dejar de producirla; las personas que comen frutas y vegetales, no deberían ingerirlos. En suma, comer es cancerígeno. Aunque este argumento es dramático, también es absurdo.

La carne roja y procesada está catalogada en el mismo sitio de otros productos dañinos como tabaco o pesticidas, grupo 2A, es decir potencialmente cancerígenos. Según esto, daría lo mismo comer 50 gramos de carne que exponerse a pesticidas. Esto va contra el sentido común y la realidad.

Las críticas a esta postura no se han hecho esperar. Países, productores y consumidores han quedado perplejos. Entender el cáncer es complejo; no solo lo provocan factores externos, hay genes y predisposiciones genéticas para su instauración y, por supuesto, otros factores aún no determinados. Si bien los tóxicos de genes como pesticidas y componentes propios de las carnes “podrían ser cancerígenos”, no son “seguros cancerígenos”. Mientras existan evidencias controversiales, la recomendación es comer variado productos con control de calidad y apuntar a lo orgánico.

Comiendo pesticidas

En un reciente informe de una investigación realizada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, junto al Grupo de Trabajo sobre Ambiente y el Reporte a los Consumidores, se concluye de manera alarmante que los productos que ingerimos están contaminados por pesticidas.

La investigación analizó cien mil sitios e informes de contaminación y encuentra que los productos comestibles de origen vegetal y producidos con agricultura tradicional están contaminados por 67 pesticidas. La contaminación por glifosato es preocupante en los productos transgénicos, e incluso el estudio llama la atención sobre la contaminación indirecta, pero menor, de los productos obtenidos con agricultura orgánica.

La contaminación con pesticidas es peligrosa para la salud, se la ha relacionado con cambios de comportamiento en niños, autismo, enfermedades gastrointestinales, cambios en el sistema endócrino, anemias, cambios en el material genético y cáncer.

Los datos de la mencionada investigación muestran por ejemplo que patatas, tomates, apios, peras, manzanas, nectarines, uvas, espinacas, lechugas, hongos, entre una centena de productos, tienen los valores más altos de contaminación. De las muestras seleccionadas, entre el 86 al 95% de los productos mostraron contaminación por pesticidas. Unos productos mostraron pesticidas en su cubierta externa, significando contacto, pero otros en su interior, significando absorción, lo que hace sospechar sistemas de riego ineficientes.

En un estudio que realizamos, encontramos que existen 30 pesticidas que se utilizan en la agricultura y producción florícola, que dañan el ADN de las personas expuestas. Este hecho evidencia la necesidad de un control riguroso sobre el uso indiscriminado de pesticidas, así como la necesidad de contar con datos nacionales confiables sobre la cantidad de pesticidas que contienen los productos agrícolas y los riesgos para la salud.

Entre las normas de seguridad están el lavado intenso de las cubiertas o su desecho. Por ahora, los datos apuntan que es mejor la agricultura orgánica si se tiene esa opción de consumo, pero las necesidades de producción a gran escala limita su expansión.

Glifosato: lo que debemos prevenir

Los medios de comunicación de Ecuador y Colombia dan cuenta de las partes sensibles del acuerdo sobre las aspersiones aéreas con el paquete herbicida que contiene glifosato 44%, cosmoflux 1% y agua 55%, y que generó la demanda ecuatoriana ante La Haya por las afecciones que ellas causaron. Este acuerdo aún no público, genera algunas preocupaciones.

Ecuador, por un lado, se siente satisfecho por haber conseguido que Colombia lamente que las aspersiones hayan llegado ocasionalmente a su territorio, aunque públicamente el país vecino sigue manteniendo la tesis de que el glifosato no hace daño y que lo seguirá utilizando. Esto a pesar de que algunos estudios científicos internacionales y de ambos países muestran que el glifosato es tóxico y daña los genes. Esto significa que se reiniciarán las aspersiones sin involucrar, el primer año, el área de amortiguamiento de 10 km que planteó nuestro país desde un inicio. Luego, si Ecuador demuestra que el paquete herbicida llega a su territorio, se suspenderían las aspersiones, caso contrario ellas continuarán pero reduciendo en 5 km la franja y, si tampoco hay pruebas el segundo año, la franja se reducirá a 2 km. ¿Qué acciones tomará el Ecuador para demostrar científica y técnicamente que no llegó nuevamente el tóxico? Deberían ponerse ya en la zona puestos de investigación, que establezcan una línea de base para las comparaciones.

Colombia siempre sostuvo que el vuelo de las avionetas fumigadoras contra las plantaciones de coca en la frontera no puede ser bajo, por seguridad. Antes lo hacía entre 60 a 100 metros de altura, y ha planteado ahora una altura de 40 metros, con el compromiso de informar al Ecuador el plan de aspersión. Esto también debe certificar nuestro país y estar vigilante de que se cumpla, caso contrario el viento traerá el tóxico. Según los medios colombianos, la empresa de aspersión no proporciona esos detalles.

Las intervenciones que realice Colombia en la frontera deberán informarse al Ecuador y éste a su vez tener argumentos científico-técnicos para cualquier reclamo por escrito. Sin embargo, las partes se abstendrán de iniciar acciones por la misma vía anterior de reclamo, pudiendo solo acudir a un arbitraje internacional.

Estos detalles demandan la necesidad de tener equipo técnico de vigilancia en la zona y permanente investigación de los daños. ¿Como país nos hemos preparado para hacer frente a una eventual agresión tóxica? Esta preparación debe contar con un sustento científico que reforzaría la credibilidad de la comisión ecuatoriana que, según se anunció, se creará para el efecto.

Bibliografía sobre glifosato en Ecuador

Evaluation of DNA damage in an Ecuadorian population exposed to glyphosate.

http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S1415-47572007000300026&script=sci_arttext&tlng=pt

Baseline determination in social, health, and genetic áreas in communities affected by glyphosate aerial spraying on the northeastern Ecuadorian border

https://www.researchgate.net/publication/51452997_Baseline_determination_in_social_health_and_genetic_areas_in_communities_affected_by_glyphosate_aerial_spraying_on_the_northeastern_Ecuadorian_border

Libro:

El sistema de aspersiones aéreas del Plan Colombia y sus impactos sobre el ecosistema y la salud en la frontera ecuatoriana

https://www.researchgate.net/publication/304149261_El_sistema_de_aspersiones_aereas_del_Plan_Colombia_y_sus_impactos_sobre_el_ecosistema_y_la_salud_en_la_frontera_ecuatoriana

Libro:

GLIFOSATO: Genética, salud y ambiente.

https://www.researchgate.net/publication/282184424_Glifosato_Genetica_Salud_y_Ambiente

Libro:

Genetic, Health and Environmental Impacts Caused by Glyphosate in Ecuador

https://www.novapublishers.com/catalog/product_info.php?products_id=50861

Este artículo se puede utilizar, copiar o reproducir citando la fuentes y su autor.
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