Trabajo y evolución humana: desde la dialéctica de la naturaleza a la biología evolutiva actual
- Cesar Paz-y-Mino
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César Paz-y-Miño. Investigador en Genética y Genómica. Universidad UTE. Para NOTIMERCIO

La arqueología muestra que el uso de herramientas hace más de 2,5 millones de años promovió el desarrollo cerebral, la cooperación social y el lenguaje. Este fue el terreno adecuado para el surgimiento del trabajo y el desarrollo social.
Esta idea, plasmada en su obra Dialéctica de la Naturaleza (1925), revive hoy, a la luz de los avances evolutivos, genéticos y económicos, con una profundidad, que Federico Engels, apenas podía imaginar, pero que su intuición materialista ya presagiaba.
Desde el punto de vista evolutivo, sabemos que la bipedestación, la liberación de las manos, el aumento de la capacidad craneal y la psiquis especial, fueron transformaciones clave en especies como Australopithecus y Homo habilis.
La arqueología muestra que el uso de herramientas hace más de 2,5 millones de años promovió el desarrollo cerebral, la cooperación social y el lenguaje. Este fue el terreno adecuado para el surgimiento del trabajo y el desarrollo social. Engels acertó al intuir que “la naturaleza no se domina sino obedeciéndola”, principio esencial de su visión dialéctica y del empirismo racional.
Desde la genética moderna, conocemos mutaciones como de los genes FOXP2 y SRGAP2C, que favorecieron capacidades cognitivas superiores.
El ADN fósil de neandertales, denisovanos y otros que coevolucionaron con los homínidos, revela que la innovación tecnológica y la cooperación cultural fueron rasgos cruciales. Engels, aunque sin acceso a la genética molecular, ya percibía que el trabajo colectivo transformaba simultáneamente el cuerpo y la mente humana.
En el plano económico, su amigo K. Marx complementó esta visión, definiendo el trabajo como “el metabolismo entre el hombre y la naturaleza”.
Es decir, su intercambio constante y recíproco para producir bienes y servicios, los cuales vuelven a la naturaleza en forma de desechos contaminantes. Estudios de economía evolutiva, confirman que la cooperación, el intercambio y la acumulación de excedentes modelaron las sociedades, desde el Paleolítico hasta la agricultura, dejando huellas incluso en la genética poblacional, como la tolerancia a la lactosa instaurada por el sedentarismo.
Engels y Marx, advirtieron que, bajo el sistema económico hegemónico, el trabajo se convirtió en mercancía y fuente de usufructo: del excedente de ganancia generado colectivamente y mal remunerado, se apropiaba una minoría. Así, el trabajo que elevó al ser humano es también escenario de luchas históricas por la equidad.
Hoy, la dialéctica entre naturaleza y sociedad demuestra que el ser humano no solo se adapta mediante el trabajo, sino que transforma el mundo y a sí mismo. El Día del Trabajo, celebra a los trabajadores y sus constantes reivindicaciones por mejores condiciones laborales, justicia social y equidad.
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